Un ermitaño es una persona que vive sola, aislada de la sociedad, y dedica su tiempo a la contemplación, a la reflexión y a la búsqueda de su yo interno. El Ermitaño en el tarot representa exactamente eso: la búsqueda de nuestra voz interior, de la parte mas interna y personal de nosotros mismos; es el consejero que dice “conócete a ti mismo”.
Esta carta es el arcano mayor número VIIII, un número que en numerología significa final y a la vez comienzo: el final de un ciclo y el estado de preparación para empezar una nueva etapa en la existencia. Es la carta que representa los momentos de nuestra vida en los cuales tenemos la necesidad de cuestionar lo establecido y evidente, así como aquellas ideas que hemos adquirido, o bien mediante la educación impuesta, o bien mediante nuestras propias experiencias.
Se diferencia del Arcano Mayor V (carta de El Papa en el tarot), en que este se dirigía hacia lo espiritual e intelectual, mientras que este Arcano realmente desconoce hacia dónde ha de dirigirse. Es por eso que no solo es sinónimo de suprema sabiduría, sino también de una acentuada crisis personal.
En astrología se suele relacionar a esta carta con el reservado, perfeccionista y sexto signo del zodíaco: Virgo.