El Sol en el tarot es símbolo de vida, esperanza y amor. Y es que este astro siempre ha sido tratado a lo largo de la historia de la humanidad como el más grande de los Dioses o como el símbolo definitivo de la autoridad suprema del mismísimo Creador.
Mientras vimos como la carta de La Estrella en el tarot nos otorgaba orientación, El Sol nos llena de sentimientos positivos e ideas inspiradoras. Su mirada, en la carta del tarot de Marsella, recuerda en cierta manera a la de El Diablo, pero esta vez el fuego no está en una antorcha sino que se presenta como todo un poderoso ser. Nos mira directamente de frente, no tiene nada que ocultarnos, sino todo lo contrario, nos revela todo con la máxima claridad.
En este Arcano XVIIII, vemos que las dos figuras humanas encadenadas que aparecían en el Triunfo XV ya no tienen nada que temer, nada que ocultar ni nada de qué avergonzarse: ahora son dos niños que juegan inocentemente bajo la luz del Sol. Ellos son los dos opuestos finalmente conciliados que hemos visto representados a lo largo de toda la serie de Arcano Mayores: en los acólitos de El Papa, en los dos caballos de El Carro, en los platillos de La Justicia o en las dos vasijas de la Templanza.
En astrología, como no podía ser de otra manera, se ha relacionado esta carta del tarot con el masculino, activo y poderoso Sol, la estrella central de nuestro sistema solar.